Building Positive Identities, Building Positive Schools

¿Cómo podemos ser mejores personas ayudando a los demás a serlo?

Este curso, las alumnas de 1º de Bachillerato han participado en un proyecto europeo titulado Building Positive Identities en la asignatura de Inglés. El proyecto nace de la pregunta ¿cómo podemos ser mejor personas ayudando a los demás a serlo? Para llevar a cabo nuestro proyecto, eTwinning ofrece una plataforma a los equipos educativos (profesorado, equipos directivos, personal de biblioteca, etc.) de los centros escolares de los países europeos participantes, para comunicarse, colaborar, desarrollar proyectos, compartir o, lo que es lo mismo: sentirse y formar parte de la comunidad educativa más atractiva de Europa.

Más necesario aún dentro del panorama educativo actual, eTwinning fomenta y promueve las ocho competencias claves que establece la Unión Europea para un aprendizaje de por vida. Para Aixa este proyecto es de especial importancia ya que nos ayuda a gestionar mejor nuestras emociones, a educar y a aprender a través de la inteligencia emocional y la diversidad para así definir mejor nuestro autoconcepto, generar empatía por los demás, y reforzar nuestra identidad personal. A través de diferentes actividades propuestas por los profesores de tres centros educativos europeos -España, Croacia y Armenia-, nuestros estudiantes han interactuado y han aprendido no sólo de buenas prácticas en el ámbito personal, sino que han fomentado su competencia interpersonal e intercultural.

Por otro lado, debido a que todas las actividades y medios de comunicación son en línea, nuestras alumnas dominan la competencia digital ya que han aprendido a utilizar una gran variedad de aplicaciones digitales innovadoras y creativas que podrán utilizar en un futuro. De hecho, una de nuestras alumnas ganó el logo del proyecto, que competía con los creados por el resto de estudiantes. ¡Ganó por mayoría absoluta!

Al principio del proyecto cada estudiante creó su avatar personalizado. A través de un QR todos los estudiantes subían en un Padlet su identidad digital. Más allá de ser una actividad que carecía de una formación, fue esencial para, a través de la práctica reflexiva y humanista, pensar sobre uno mismo, sobre cómo nos percibimos y cómo nos perciben los demás. “Ha sido muy difícil saber verme como me veis vosotras” comentó una de nuestras alumnas.

Las actividades que han ayudado a conseguir nuestro objetivo inicial han sido de lo más variopintas: las alumnas se han puesto en la piel de personas que vivieron en los campos de concentración nazis y han creado relatos ficticios de base histórica para recordarlas y volver a darles vida. Han reflexionado también sobre Sophia, el primer robot con nacionalidad. Han analizado las metáforas de un Principito cuya obra cambia según en qué momento de la vida la leemos, han analizado el marketing actual desde la perspectiva de género. Han leído sobre lo necesario que es la autoestima y quererse a uno mismo para poder así ayudar a los demás a sacar su mejor versión. En la última sesión, la actividad de los semáforos ayudó a los alumnos a saber distinguir entre comportamientos benignos, tóxicos o “liminales” en relación a las amistades. Sus opiniones, debates, consejos y análisis de las diferentes situaciones tanto reales (compartidas por ellos) y ficticias (las propias de la actividad) les hicieron no sólo ser mejores compañeras, sino a saber cómo actuar delante de una relación tóxica.

La evaluación de las actividades va en concordancia con la esencia del proyecto. Los estudiantes se han autoevaluado y también se han evaluado en grupo. Así, todos han sido partícipes de su proceso de aprendizaje, han entendido el error como una oportunidad de mejora y han cogido las riendas de su propio proceso de aprendizaje a través de su iniciativa para crear actividades y sus contenidos. Además, todas las actividades han incorporado la metacognición para saber cómo extrapolar el conocimiento adquirido en las sesiones con situaciones en la vida real. Las actividades y las sesiones con otros estudiantes han perfeccionado su competencia comunicativa en lengua inglesa. El inglés se ha convertido en su herramienta principal para crecer no sólo académicamente, sino también como personas en un mundo globalizado que requiere del inglés para una buena comunicación y, por extensión, una sociedad sana y equilibrada.